Por: Juan Carlos Segovia
Para mi la experiencia comienza desde los preparativos para asistir, apretarse el cinturón en los gastos para contar con los medios económicos, conseguir el boleto de avión, preparar maletas, despedirte de la familia llevando contigo no solo tus sueños, sino los de tu esposa, hijos y demás serás queridos, pues estas conciente de que éste es un viaje donde tienes que aprovechar al máximo toda la información y conocimientos que la gente va a compartir contigo.
Emoción, euforia, miedo y miles de sentimientos unidos por la drenalina que encierra el evento. Todo esto es previo a la convención. Estando allá, te dás cuenta que todo está perfectamente organizado, sin fallas, improvisaciones ni nada que se le parezca; donde lo más importante para ellos son cada una de las personas que asiste a la Convención. Eso es al menos lo que me hicieron sentir: que soy IMPORTANTE y que el cambiar de modo de vida es posible, todo está en no perder de vista tu objetivo y creerte que mereces tener CALIDAD DE VIDA.
Impresionante las instalaciones, cambia totalmente la percepción que tienes de lo que significa tener "un buen empleo" (gimnasio, cafetería, oficinas decoradas al gusto de los fundadores, etc.).
El conocer gente ejemplar que comparte contigo no sólo palabras, que como todos sabemos se las lleva el viento, comparten testimonio de vida que te alientan, que te dicen que "es posible logralo" sin duda es una de las cosas más significativas para mí.
Compartir experiencias con Premiers que te motivan para que pronto seas uno de ellos, el cierre de la Convención, la rifa de los autos donde, por cierto, entre los más de 10.000 asistentes se dio la DIOSCIDENCIA de resultar premiados nuestros líderes Edith y Lalo. "FELICIDADES". Considero que este hecho es, sin duda, la pila que nos dará energía para seguir luchando.
De verdad que no terminaría de contarles todo lo que está Convención me dejó como experiencia, sin duda TIENEN QUE VIVIRLO. Lo que si me queda muy claro es que continúo en este tren y que no me bajaré de él en la primera o segunda estación, sino hasta terminar el viaje. Ojalá lo hagamos juntos como grupo o, mejor aún, como una gran familia.
JUAN CARLOS SEGOVIA
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