viernes, 28 de noviembre de 2014

La Importancia de Establecer Metas

Piense a lo Grande

Por el Dr. Lair Ribeiro.

Voy a proporcionarle algunos valiosos consejos para la consecución de sus metas. La primera recomendación es que escriba todo lo que sea importante. En 1953, en un estudio realizado en la Universidad de Harvard, se entrevistó a todos los estudiantes de dicha universidad. Entre las diversas preguntas que se les hicieron, una era sobre sus metas en la vida: qué querían conseguir en el futuro. En la encuesta se les preguntaba también si habían fijado las fechas de las metas por escrito. Sólo un 3 por ciento de los alumnos de la universidad habían escrito lo que iban a hacer en su vida. Veinte años después, se los entrevistó de nuevo a todos. Por sorprendente que parezca, aquel 3 por ciento de los alumnos que había establecido sus metas por escrito valía económicamente más que todo el 97 por ciento restante. Y no sólo eso, sino que estaban más sanos, alegres y satisfechos y tenían mejor disposición ante la vida que el resto de los ex alumnos entrevistados.

Vea la importancia de escribir las cosas importantes sobre el papel. Si usted tuviera que pedir un préstamo al banco, debería firmar varios documentos. No se trata simplemente de pedírselo al director, coger el dinero y prometer devolverlo en un tiempo equis.

Todo lo que es importante tiene que figurar por escrito. Y su vida, ¿no es importante? Sin embargo, si yo preguntara a un grupo de personas al azar qué van a hacer de aquí a dos, cinco o diez años, la mayoría diría que aún no ha tenido tiempo para pensarlo.

Si usted aún no ha tenido tiempo para pensar en lo más importante, que es su vida, ¿en qué piensa entonces?

Haga el siguiente ejercicio: escriba sus metas para los próximos seis meses, doce meses, cinco años, diez años y veinte años. Confíe, póngase en marcha y después vea los resultados.

Otras recomendaciones importantes, preste atención: La meta tiene que ser suya, y no de otra persona. Hay quien afirma que escogió estudiar medicina porque este era el deseo de su padre. Nadie tiene derecho sobre la vida de sus hijos: son ellos los que tienen que decidir qué quieren estudiar o qué quieren hacer. Usted puede desear que su hijo estudie medicina, pero jamás debe imponérselo. Quien asume una meta que no es la suya, está comprando su propia infelicidad.

La meta debe ser personal y el individuo tiene que estar comprometido con ella. Estar comprometido es mucho más que involucrarse. En un hotel, para desayunar se sirven huevos con tocino: la gallina está "involucrada" en el desayuno al proporcionar los huevos, mientras que el cerdo estaba "comprometido "con él por el tocino.

La meta debe ser grande, verdaderamente grande. Si se la cuenta a un amigo y éste no le cree, entonces tiene el tamaño adecuado. Cuando fui a Harvard a estudiar, en 1976, le dije a un compañero: «Dentro de tres años enseñaré cardiología en Estados Unidos». Se rió y me contestó: «¡Si ni siquiera sabes hablar inglés!». No tuvieron que pasar tres años, sino ocho meses, para que diera mi primera clase a 400 cardiólogos en Washington. Cuando mi amigo dudó, supe que iba por el buen camino.

La meta tiene que ser específica. ¿Qué es lo que quiere? ¿Dinero? Bien, ya tiene dinero en el bolsillo. «¡Ah, no, quiero una buena suma en el banco!» Ahora sí que se entiende, porque la petición ha sido específica. El cerebro sólo comprende los mensajes cuando usted le dice exactamente lo que quiere. Entonces el subconsciente responde: «Perfecto, vamos a hacer lo necesario».

La meta debe ser duradera. Usted tiene que tener un plan para toda la vida, porque si no es así, se contrariará si mañana por la mañana su jefe le llama la atención. Sin embargo, si sus proyectos son a largo plazo, no se molestará por ello, ya que estará mirando más lejos, como quien sube una montaña para contemplar el paisaje. 

Usted puede definir qué va a hacer de aquí a cinco, diez, quince o veinte años, no en detalle, sino en los aspectos fundamentales. Con un buen plan de vida puede dividir el camino hacia la meta en etapas anuales que irán siendo conquistadas paso a paso, a través de las tareas diarias. Las metas no se alcanzan simplemente esperando que llegue el final del plazo. Las cosas no funcionan así. 

Planee con atención y seriedad. Si falla al planear, es que está planeando fallar. Si alguien quisiera saber cómo llegar a un determinado lugar, yo primero le preguntaría: ¿Dónde está usted? La mayoría de las personas dicen lo que quieren, pero no tienen ni la menor idea de dónde están, de cuáles son sus cualidades y sus posibilidades. Muchas tienen una pésima relación matrimonial y ni siquiera son conscientes de ello. Para pilotar el barco de la vida, lo primero que hay que saber es dónde se está. Después, una vez que hemos decidido a dónde queremos ir, el cerebro nos conduce allí. Es importante también que el objetivo no sea ni abstracto ni vago, sino práctico y concreto, para que se pueda materializar. ¿Cómo va a mejorar su vida cuando llegue a su destino? ¿Qué va a hacer con los nuevos conocimientos?

Por último, tenga cuidado con la palabra «no». Este aspecto de la comunicación interior tiene mucho que ver con las metas de la vida. Si usted dice: «No quiero ser igual que mi padre», en su cerebro se proyectará la imagen de su padre y acabará siendo como él. Su subconsciente registrará las palabras «igual que mi padre». De ahí la importancia de hablar siempre en sentido positivo. Diga: «Quiero adelgazar» en lugar de «No quiero engordar», porque si dice esto último, su cerebro ve la gordura y es eso lo que programa para su cuerpo. Cada uno es en la vida lo que se niega a ser.

Los que son padres ya han vivido esta experiencia. «Te he dicho mil veces -repiten- que no molestes a tu hermana», y el niño continúa molestándola, porque lo que registra es la última parte de la frase. Lo mismo pasa con «No quiero que veas la televisión»: para «no verla», el cerebro primero tiene que verla. Si quiere cambiar la actitud de sus hijos, deberá modificar su manera de expresarse.

En lugar de decir: «No hagas esto», diga: «Haz aquello». En lugar de decir: «No te quedes viendo la
televisión», diga: «Sal a jugar afuera». De este modo podrá cambiar la relación con sus hijos. Imagínese entonces cómo podrá modificar su relación con el mundo cuando establezca unas metas positivas en su vida.

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